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Durazno Sangrante

El duro oficio de atajar

El duro oficio de atajar Con seguridad toda persona que se jacte de ser seguidora del fútbol, ha notado alguna vez la relación que existe entre los arqueros. Puesto duro si los hay, el arquero esta ahí, solo, lejos, siempre tiene la culpa. El no hace goles, fiesta del fútbol. A el se los convierten, se los hacen. Nadie se acuerda de las pelotas que sacó y de los puntos que salvó por sus atajadas, no. Todos recuerdan la pelota que se le escapó sobre la hora, lo mal que salió a cortar aquel centro y hasta del penal que no atajó. Pero ojo, la culpa es de él. El defensor comete el penal y al que castigan es al portero, guardameta, golero, o como quieran llamarlo. Pero a lo que me refería en cuanto a la relación de los arqueros entre si, no es durante el partido, si no minutos antes del comienzo. Cualquier persona que haya ido por lo menos una vez a la cancha y se haya dedicado a observar, habrá notado que antes del comienzo del partido, los jugadores cambian de cancha y es en el círculo medio donde los arqueros se encuentran, se abrazan y Dios sabe que se dirán. Pero quiero detenerme acá. Porqué si uno se pone minucioso, ve que esto ocurre casi en un 99.9% de los casos, cosa que no pasa tanto con los jugadores de campo. Desde un principio creí que el saludo y el abrazo era una formalidad del juego, pero pensándolo un poco mejor, esta muy claro a qué se debe ese abrazo. Es en el único momento donde se sienten contenidos, donde se encuentran con una persona que a pesar de ser su contrincante los entiende, y sabe lo duro de su tarea. Después de eso, lo mismo para cada uno, caminar 50 metros hacia el arco con la tribuna de frente y tratar de hacer lo mejor para que no salgan en la tapa de los deportivos como los culpables del fútbol.

1 comentario

kameyo asesino -

muy bueno el detalle y es verdad