Historia de cómo el Congreso de la Lengua nos sacó la lengua
Cierto domingo, cómo todos los domingos, consulté el oráculo, ¿les conté que tengo uno en casa? Sí, tengo uno muy particular en vez del futuro este ve el pasado, pero bueno algo es algo. Le consulté sobre porqué nunca cobramos el subsidio que la Municipalidad de Rosario se comprometió a otorgarnos en el 2004, cuando tuvimos la idea de hacer una revista cultural sobre la ciudad y publicar todo lo referido al Congreso de la Lengua, además de la publicidad del mismo.
Después de escuchar reír a carcajadas al oráculo durante un rato, me dijo: Porque le pediste al naranjo que te diera peras. No de nuevo, dije...otra vez me habla simbólicamente tipo el horóscopo de Ludovica, y como no tenía ganas de ponerme a pensar que carajo significaba lo que me decía, les voy a contar como fue la historia.
Corría el mes de Octubre de 2004 cuando cual ingenuos ciudadanos pagadores de impuestos, nos acercamos a la Secretaría de Cultura, concretamente a la Oficina de Mrs. Maria Julia Reyna , Jefa de planificación, táctica y estrategia, protocolo, ceremonial y la madre en coche de cultura, de la honorable Municipalidad de Rosario. Después de atravesar los chequeos de control, o sea, hablar con su secretaria, su asistente personal, su mucama y hasta con la señora que le plancha, fuimos recibidos amablemente por Mrs. Reyna, que entre órdenes a sus empleados ( o sea a los nuestros, porque con los impuestos...bueno me fuí de tema) de que le prepararan el carruaje, escuchó nuestra petición.
La misma consistía en un subsidio de $250 (casi lo mismo que les costó pintar las camionetas de miga-miga) a cambio de haber publicado el logo del Congreso y todas las actividades, en la revista durante tres números consecutivos.
Con un gesto al estilo Heman diciendo: Yo tengo el poder, nos fue atorgado nuestro pedido. "Pero por única vez, ya que los gastos son muchos- agregó con una sonrisa Mrs. Reyna- Sólo deben enviarme una carta solicitando el pedido y en 15 días tienen el subsidio".
Alegría enormísima la nuestra.
Pero ahí no termina todo, como buen país burocrático, tuvimos que preparar otra carta dirigida a la Secretaria de Cultura de la Municipalidad, Marina Naranjo, pidiendo el módico subsidio que se nos había prometido. Ella debía firmarlo como una formalidad.
Pasados los 15 días, fuimos a retirarlo (ingenuos), pero como por arte de magia (negra) lo que era un subsidio, se transformó en un auspicio, o sea: gracias por publicarnos el avisito gratis muchachos, benefactores del estado, la patria le devolverá con creces su buena intención....
Al tiempo, con el cuello torcido mirando como explotaban los cuetes del intendente a dos o tres kilómetros de distancia, recordé las palabras del oráculo, y pensé Estimada Secretaria de Cultura Marina Naranjo, le solicitamos por la presente 250 peras en calidad de subsidio para continuar con la revista Ciudad Prohibida. Que Boludos.
Después de escuchar reír a carcajadas al oráculo durante un rato, me dijo: Porque le pediste al naranjo que te diera peras. No de nuevo, dije...otra vez me habla simbólicamente tipo el horóscopo de Ludovica, y como no tenía ganas de ponerme a pensar que carajo significaba lo que me decía, les voy a contar como fue la historia.
Corría el mes de Octubre de 2004 cuando cual ingenuos ciudadanos pagadores de impuestos, nos acercamos a la Secretaría de Cultura, concretamente a la Oficina de Mrs. Maria Julia Reyna , Jefa de planificación, táctica y estrategia, protocolo, ceremonial y la madre en coche de cultura, de la honorable Municipalidad de Rosario. Después de atravesar los chequeos de control, o sea, hablar con su secretaria, su asistente personal, su mucama y hasta con la señora que le plancha, fuimos recibidos amablemente por Mrs. Reyna, que entre órdenes a sus empleados ( o sea a los nuestros, porque con los impuestos...bueno me fuí de tema) de que le prepararan el carruaje, escuchó nuestra petición.
La misma consistía en un subsidio de $250 (casi lo mismo que les costó pintar las camionetas de miga-miga) a cambio de haber publicado el logo del Congreso y todas las actividades, en la revista durante tres números consecutivos.
Con un gesto al estilo Heman diciendo: Yo tengo el poder, nos fue atorgado nuestro pedido. "Pero por única vez, ya que los gastos son muchos- agregó con una sonrisa Mrs. Reyna- Sólo deben enviarme una carta solicitando el pedido y en 15 días tienen el subsidio".
Alegría enormísima la nuestra.
Pero ahí no termina todo, como buen país burocrático, tuvimos que preparar otra carta dirigida a la Secretaria de Cultura de la Municipalidad, Marina Naranjo, pidiendo el módico subsidio que se nos había prometido. Ella debía firmarlo como una formalidad.
Pasados los 15 días, fuimos a retirarlo (ingenuos), pero como por arte de magia (negra) lo que era un subsidio, se transformó en un auspicio, o sea: gracias por publicarnos el avisito gratis muchachos, benefactores del estado, la patria le devolverá con creces su buena intención....
Al tiempo, con el cuello torcido mirando como explotaban los cuetes del intendente a dos o tres kilómetros de distancia, recordé las palabras del oráculo, y pensé Estimada Secretaria de Cultura Marina Naranjo, le solicitamos por la presente 250 peras en calidad de subsidio para continuar con la revista Ciudad Prohibida. Que Boludos.
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